lunes, 25 de mayo de 2009


Absoluto silencio. Una persiana que deja entrever los difuminados rayos de sol del atardecer. Cuatro paredes totalmente vacías con la puerta de entrada entreabierta. Un suelo extrañamente caliente. Y la sensación de vacío por todas partes.

Como la nieve más fría estás sentado en un rincón de la habitación. Estás estático y al parecer tu cuerpo no responde. Solo vas notando como el calor del suelo comienza a hacerse lentamente, muy lentamente, más intenso. Este todavía no te produce nada. Está ahí. No es molesto. Sin embargo tu estaticismo sigue permaneciendo. Las horas siguen pasando. De hecho no sabes ni en qué día de qué mes e incluso de qué año te encuentras. No sabes cuanto tiempo llevas sentado con las piernas inmóviles y lo brazos caídos encima de éstas. No reconoces en qué lugar estás y al parecer lo único que te medio funciona es el cerebro porque eres consciente de todo lo que piensas aunque la mayor parte del tiempo simplemente sea una sensación de locura extrema, de desasosiego y de ansiedad que solo batalla en tu cabeza porque exteriormente no hay nada. Ni siguiera parpadeas aunque eso sea imposible. Eres una estatua. Tal vez eres producto de la ciencia. Tal vez incluso no seas humano. Puede que seas un hombrecillo lleno de cables por dentro que podrá ayudar o en su defecto destruir a los demás. No te importa. Realmente piensas en ello porque no tienes nada que hacer. No recuerdas nada, solo la palabra "recuerdo". Algo así como imágenes del pasado que se tienen almacenadas en la memoria.

Otra vez. Nada en la cabeza solo esa sensación insoportable. Recorrerías la habitación dándote golpes en la cabeza sin parar. No importaría la sangre y evidentemente mucho menos las paredes. No importaría chillar porque ahora mismo lo deseas pero tu boca no responde igual que tu cuerpo entero. Hay algo que no te deja moverte. Necesitas salir de ahí pero al parecer no es posible. Y esta vez no se trata de cerraduras o de llaves por encontrar. Esta vez no. Probablemente solo exista una forma de volver a vivir y no está en tus manos. Estás cansado. Demasiado cansado. Pero espera.... el suelo comienza a volverse cada vez más caliente. Ahora lo sientes con muchísima más intensidad. Si no sales pronto puede que te quemes. Que hacer. Que no hacer mejor dicho. Notas como ese estaticismo comienza a moldearse. Pareces un trozo de cristal moldeándose en el fuego. Tus brazos comienzan a caer lentamente y conjuntamente con tu cuerpo vas directo a estirarte en el suelo. Como si de mantequilla deshaciéndose se tratara todo tú se desliza ante el suelo caliente. Cada vez te sientes menos espeso. Hay algo que parece desaparecer aunque no sabes exactamente el qué. Comienzas a ver borroso eso es cierto. Y el silencio que escuchabas se convierte en un extraño tapón que de tanto en tanto deriva en un pitido muy leve. Notas como tus brazos dejan de existir, tu torso, tus piernas, tus dedos, hasta tu cara ha dejado de existir. Ya no eres. Y te deslizas por el suelo como si pudiera patinar por él. Ya puedes moverte, lentamente pero puedes. Comienza a recorrerte una especie de libertad de peseta, pero libertad al fin y al cabo. Te encanta. Ya no sientes la cabeza. No hay ansiedad. No hay estaticismo ni una quietud helada. Todo es movimiento y ondulación.
Y de pronto el pitido deja de sonar. Y oyes como la puerta se abre. Canturrea una mujer. No la puedes ver pero al menos ahora oyes. El sonido cada vez es más cercano. Va directo hacia a ti. Y de golpe te aporrea! Una y otra vez. Y a ti no te duele pero te da la sensación de que desapareces. A cada estampida le sigue un raro descubrimiento de que tu ser desaparece. De que poco a poco no eres nada. Se lleva de ti lo que ahora necesitabas. Pero aun así la indiferencia y la resignación se habían apoderado demasiado de ti anteriormente y eso al fin y al cabo hace que no te importe demasiado. Y no huyes. Te dejas absorber. Y decides dejarte llevar. Y ya queda poco. Y ya no eres nada. Ya no estás. Adiós.

1 comentario:

  1. Mi don para imaginar cualquier tipo de situación y su capacidad para escribir ha hecho que me viera en esa misma situación. Y la sensación de claustrofobia, angustia y desasosiego no ha sido pequeña, se lo aseguro. Espero una indemnización por daños y perjuicios.

    "No recuerdas nada, solo la palabra "recuerdo"."

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